martes, 1 de septiembre de 2015

LOS IRREGULARES POR CARMEN MORENO


Dibujo del artista gaditano McNolo Moreno



Los irregulares & Jack
Carmen Moreno
Hacía una hora que los trabajadores se habían marchado. Llevaban meses trabajando en la City & South London Railway. Todas las tardes,a las cinco, volvían a los lúgubres hostales, en los que cuatro o cinco hombres compartían una pequeña habitación oscura, con paredes cubiertas por la suciedad de sus cuerpos, el moho que crecía a orillas del Támesis, y la despreocupación de su dueña. Justo una hora después, los seis chicos ocupaban uno de los pequeños túneles excavados.
Ataviados con abrigos viejos que usaban a modo de cama, y las escasas vituallas con las que habían podido ir haciéndose a lo largo del día, tomaban posesión de los espacios que iban ocupando en silencio.
    —Muy bien —dijo Wiggins—, poned aquí lo que hayáis conseguido. —Señaló su abrigo con la mano.
Samuel dejó con cuidado un pan que aún olía a leña, robado de la tienda de la señora Magpie, una vieja de nariz aguileña que, alguna vez, la había emprendido a golpes con el pequeño Dalfied.
    —Esa vieja urraca se lo merecía —dijo Samuel ante la atónita mirada de sus compañeros. 

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